Sucumbir a la costumbre de ver el mismo rostro, besar los mismos labios, yacer al lado del mismo cuerpo es una de las grandes tristezas que afectan cualquier relación.
De un tiempo a la fecha siguen saliendo a los mismos lugares para hacer las mismas cosas
Antes intentaban explorar nuevos sitios, era emocionante incluso descubrir un nuevo café o bazar donde podían extraviarse por horas. Ahora ya se acostumbraron a visitar los mismos sitios de siempre.
Los lugares que antes eran especiales para ustedes ya no les causan emoción
Toda pareja tiene un sitio que representa una parte de su historia. Ahora que lo visitas te parece uno de tantos lugares para pasar el rato.
Dejaron de preocuparse por satisfacerse durante el sexo
Las llamas que saltaban de la cama hasta incendiarla ahora no son ni siquiera brasas. Incluso ocurre algo mucho peor: ya saben cómo será el encuentro a causa de que han caído en una rutina sexual.
Sospechan o se imaginan infidelidades, pero permanecen indiferentes a ellas
La mínima idea de pensar en una infidelidad por parte del otro era causa de dolor y hasta peleas. Ahora ya llevan tantos años juntos que ni siquiera te preocupas por indagar si hay alguna amenaza en el frente. Tu pareja podría estar poniéndote el cuerno desde hace meses pero tú das por hecho que nada de ello puede pasar... o no te importa.
Las últimas vacaciones fueron por obligación más que por placer
Lo que antes hubiera sido el Momento del Año ahora ya simplemente se volvió un rato agradable en su relación. El lugar que visitaron era hermoso pero una especie de indiferencia llenó la mayoría de los ratos.
En el último viaje que tu pareja hizo sin ti no sentiste añoranza
Antes, cuando tu pareja te decía que debía viajar por trabajo, era casi una tragedia por dejar de verse cinco días. Su último anuncio te llenó de cierta indiferencia y tal vez una sensación de alivio al saberte libre.
Las peleas ya no les duelen, ya son costumbre
Las reconciliaciones en el pasado eran tan enérgicas como las peleas que sostenían. Como ya le has tomado la medida a tu pareja te has percatado de que sus enojos son rutina y ya no los tomas tan en serio. ¿Crees que quedarte impávido ante un grito y que tu corazón se quede frío es algo normal?
Cuando alguien se acerca a alguno de ustedes no sienten celos
Defender lo tuyo a como diera lugar era tu misión hace unos años. Con el paso del tiempo esos celos primigenios fueron sustituidos por una indiferencia de hielo. Das por hecho que tu pareja no le hará caso a ese intruso, pero ¿crees que así será para toda la vida?
Los detalles del inicio han disminuido hasta ya no formar parte esencial de su relación
Piensa en sus primeros meses de noviazgo, cuando buscas hacerle un detalle significativo a tu pareja: pensabas, construías, preguntabas, anhelabas encontrar lo imposible. Hoy una simple visita a la plaza más cercana a tu trabajo basta para hallar algo que sabes que simplemente le agradará.
Te aburren sus problemas
Cuando tu pareja llegaba al borde de las lágrimas en los inicios de su relación, una alarma sonaba en tu interior intentando estar presente para consolarla, aunque fuera algo sin importancia. Ahora te agobias por algo que calificas de intrascendente, aburrido y fuera de tu radar de prioridades.
Tienen una rutina bien establecida
Lunes, cine. Martes, cena. Miércoles, amigos. Jueves no se ven. Viernes, cine. Sábado también cine. Domingos, parques y algo de sexo. Si ya han caído en una rutina de calendario, algo urgente deben hacer para evitarla.
Se llaman por su nombre y nada más
Si siempre lo han hecho de esa manera, está correcto. Pero si los apodos y las palabras cariñosas han dado paso a esa manera tan fría de recurrir a sus nombres de pila mientras están juntos es algo digno de atender, ¿no crees?
Su nuevo look no te importó
Probablemente tu pareja pasó horas en el salón de belleza o barbería tratando de encontrar algo que te gustara, pero si ni siquiera lo notaste significa que su apariencia ya no es tu prioridad y que ya das por hecho su presencia en tu vida.
De un tiempo a la fecha ya no te preocupas por arreglarte
¿Las horas de gimnasio que al inicio empleabas para lucir un cuerpo atractivo se han ido por algún extraño lugar? ¿El largo tiempo que antes empleabas en elegir lo mejor de tu armario para sus citas ahora se ha reducido a dos minutos de búsqueda para ponerte lo primero que salga? Así es, ya nos dimos cuenta de que tu apariencia ha quedado en un segundo plano. Al fin que ya te conoce tal cual eres, ¿no?
El desinterés individual es el primer paso para que una relación comience a descuidarse y aparezcan los primeros síntomas de indiferencia. Si esto no se logra reparar a tiempo es muy probable que la pareja comience a vivir el proceso hacia una inevitable separación. Una o ambas partes vivirán un inmenso dolor ante la derrota que significaría no haber podido arreglar sus problemas.